Aquí no hay duda: el último testamento es único válido. El resto, si los hubiera, se anularían por el más reciente.
Tan solo cabría la posibilidad de la nulidad del testamento por falta de capacidad del testador, aunque cabe recordar que dicho testamento ha sido realizado ante un notario que da fe de la capacidad de testar, por lo que esta vía es, cuanto menos, dudosa.